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Ya es primavera y con ella llegan los problemas de las alergias que muchos de nosotr@s sufrimos debido al polen, pero esta semana quería hablaros de la alergia a los alimentos y la diferencia que existe entre las alergias y las intolerancias.

La mayoría de la gente puede comer una gran variedad de alimentos sin sufrir ningún tipo de problemas. Aún así, un pequeño porcentaje de la población sufre reacciones adversas al ingerir ciertos alimentos, las cuales pueden ir desde pequeñas erupciones dérmicas hasta graves reacciones alérgicas. Este tipo de reacciones adversas pueden ser debidas por reacciones alérgicas o por intolerancias alimentarias. Tan solo un 2% de la población sufre algún tipo de alergia alimentaria, aunque una de cada tres personas creen ser “alérgicas” a algún alimento. En los niños la incidencia es mayor (superior al 3-7%), aunque la mayoría superan estas alergias antes del comienzo escolar.

Las reacciones adversas que mucha gente sufre con ciertos alimentos no tienen por qué ser propiamente alergias, sino que pueden ser producidas por una intoxicación alimentaria, una aversión psicológica a algún alimento, o una intolerancia a algún alimento o ingrediente del alimento.

Una alergia a alimentos es una forma específica de intolerancia a un alimento o componente del mismo, que activa el sistema inmunológico. Un alérgeno (que es una proteína que se encuentra en el alimento y que en la mayoría de la gente no produce reacción adversa) es capaz de activar el sistema inmunológico de una persona y desencadenar la fabricación de anticuerpos por parte del organismo. Estos anticuerpos van a provocar una respuesta inmunitaria a través de la liberación de sustancias químicas que darán lugar a una respuesta. La sustancia que se libera en estos procesos es la histamina, que produce varios síntomas como picor, moqueo, tos o trastornos respiratorios como muchos ya conocemos.

La alergia se da esencialmente cuando el sistema inmunitario no funciona bien, y reconoce una sustancia normalmente inocua como si fuera una amenaza (un alérgeno), y lo ataca con las defensas inmunológicas del cuerpo. Cuando hay una reacción alérgica real, el cuerpo produce anticuerpos (que son unas proteínas que se unen de forma específica a otras que es a lo que llamamos antígenos o alérgeno para neutralizarla y eliminarla del cuerpo). Los anticuerpos conocidos como inmunoglobulina E (IgE) reaccionan ante los alérgenos, y esta reacción produce que tanto células de tejidos como células sanguíneas se activen. Las células de los tejidos que se activan son los mastocitos y se encuentran en la superficie de la piel y en las membranas de las mucosas de la nariz, del aparato respiratorio, los ojos y el intestino. Los mastocitos segregan una sustancia denominada histamina y otras, como leucotrienos y prostaglandinas, que provocan síntomas alérgicos.

Afortunadamente, la mayoría de las reacciones alérgicas a los alimentos son relativamente leves, excepto en el caso de un número reducido de personas que experimentan una reacción grave con peligro de muerte, que se conoce como anafilaxis. Una reacción anafiláctica se puede producir a los pocos minutos de la exposición y requiere tratamiento médico inmediato. Los cacahuetes son uno de los alimentos que pueden provocar un “shock anafiláctico, que es una peligrosa reacción que se caracteriza por una caída súbita de la presión sanguínea y quien la sufre puede morir de una parada cardíaca, a no ser que se le administre inmediatamente adrenalina, para abrir las vías respiratorias.

El riesgo de padecer una alergia alimentaria aumenta considerablemente en el caso de que alguno de los padres (o ambos) padezcan la alergia. Se ha demostrado que la lactancia materna reduce el riesgo de sufrir alergias a alimentos si los comparamos con los bebés que son alimentados con preparados para lactantes.

¿Qué alimentos suelen causar alergias alimentarias?

Aunque se pueden dar reacciones alérgicas a cualquier alimento o componente del mismo, algunas se dan con mayor frecuencia que otras. Los alérgenos alimenticios más comunes son la leche de vaca, los huevos, la soja, el trigo, los crustáceos, las frutas, los cacahuetes y los frutos secos, como las nueces.

Leche y Cacahuetes, dos alimentos comunes que pueden producir alergia

Leche y Cacahuetes, dos alimentos comunes que pueden producir alergia

 

Alergia a la proteína de la leche de vaca

La alergia a la proteína de la leche de vaca es más común en bebés y niños, especialmente cuando hay antecedentes familiares de alergia. Se da en un 0,5-4% de los bebés y su prevalencia disminuye con la edad. Los síntomas más comunes son los vómitos y la diarrea, aunque las reacciones adversas pueden variar de una persona a otra. Afortunadamente, las reacciones a la proteína de la leche vaca generalmente remiten pronto y la incidencia en niños de más edad y en adultos es mucho menor.

La alerginicidad de la leche de vaca se puede reducir mediante el uso de diferentes tratamientos en el procesamiento de los productos lácteos. El tratamiento térmico desnaturaliza algunas de las proteínas lácteas, reduciendo su alergenicidad. Por este motivo, algunas personas sensibles a la leche pueden tolerar productos con leche esterilizada o evaporada, pero no la leche pasteurizada. Otros procesos lácteos, como la degradación enzimática de las proteínas en péptidos, también pueden reducir la posible alergenicidad de las proteínas del lactosuero. En los productos fermentados, como el yogur, y en los quesos, la estructura de las proteínas lácteas no cambia mucho y por ello, conservan su alergenicidad.

Cuando se confirma un diagnóstico de alergia a la proteína de la leche, es importante asegurarse de que se mantiene una dieta equilibrada y saludable, especialmente durante el crecimiento y desarrollo de los niños. Es esencial contar con el asesoramiento de un dietista titulado para garantizar una ingesta óptima de nutrientes como el calcio, el magnesio, y las vitaminas A, D B2 y B12. El consumo de sardinas y salmón con espinas (en lata) y de verduras verdes cocidas, como el brócoli, ayuda a mantener las ingestas recomendadas de calcio.

Alergia a cacahuetes y frutos secos

La alergia a los frutos secos se considera una afección importante, ya que comienza a una edad temprana, dura toda la vida y puede ser fatal. Los cacahuetes y los frutos secos como las almendras, las castañas, las avellanas y las nueces pueden provocar síntomas, incluso aunque el contacto haya sido mínimo, con la piel intacta o por inhalación. La alergia leve a los frutos secos se puede limitar a una erupción, náuseas, dolor de cabeza y a la inflamación de la lengua y los labios, mientras que la alergia grave a los frutos secos y a los cacahuetes puede provocar un shock anafiláctico.

Debido a la posible gravedad de los síntomas de la reacción alérgica a los frutos secos, aquellas personas que sufren dichas reacciones deberán evitar cualquier contacto con los mismos y llevar adrenalina en todo momento (para contrarrestar reacciones alérgicas graves)

Otros alérgenos alimentarios comunes

Otros alimentos que están más o menos asociados con las reacciones alérgicas son las frutas, las legumbres (incluida la soja), los huevos, los crustáceos (cangrejo, langosta, cigala y langostino), el pescado y las verduras, las semillas de sésamo, de girasol, de algodón, de amapola y la semilla de mostaza. La capacidad alergénica de algunos alérgenos alimenticios desaparece cuando se cocinan o se procesan, ya que se desnaturalizan las proteínas. Las técnicas de procesamiento más modernas, como los tratamientos de alta presión para alimentos, la fermentación y los tratamientos enzimáticos, pueden ayudar a reducir la alergenicidad de algunas proteínas alimenticias. También se pueden eliminar los alérgenos de los aceites mediante el refinado. Algunos de los problemas sin resolver en cuanto a alergias alimentarias están relacionados con la presencia en pequeñas cantidades de un determinado alérgeno en alimentos procesados o en platos consumidos fuera de casa.

Os dejo un enlace a la pagina del Hospital la Fé de Valencia donde hablan de este tipo de alergias, pincha aquí

Cómo contaba al principio una alergia y una intolerancia no son lo mismo, de las intolerancias alimentarias hablaremos en el próximo articulo ¡No te lo pierdas!

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