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Esta semana os vengo a hacer el último repaso de los distintos tipos de dietas más extendidos. Esta semana os presento la “dieta alcalina”, con menos seguidores que las que ya hemos visto pero con una cierta importancia en nuestra sociedad.
La mayoría de las enfermedades que se generan en nuestro organismo es debido a que nuestro pH tiene unos niveles demasiado ácido. Cada vez se están realizando más estudios respecto a esta cuestión y parece que han llegado a la conclusión de que si se tiene un pH alcalino, es más difícil que las enfermedades puedan avanzar.
Pero ¿qué es el pH sanguíneo?
Pues bien, el pH es una medida de la acidez o alcalinidad de una disolución, y sus valores se encuentran entre el 0 y el 14. Un pH neutro tiene un valor de 7, que es el valor que tiene el agua. La sangre es una disolución, y por ello tiene un valor de pH, su valor está entre 7,38 y 7,42; lo cual quiere decir que está muy próximo a la neutralidad.
Los alimentos cuyo pH es inferior a 7, serán considerados ácidos, mientras que aquellos con pH superior a 7 serán llamados alimentos alcalinos.
Este valor es muy importante que se mantenga dentro de su rango para que se produzcan correctamente todas las funciones fisiológicas, no sólo de la sangre, sino de todos los órganos de nuestro cuerpo, ya que la sangre baña todas las células de nuestro cuerpo.
Las células se alimentan de la sangre, y si ésta es muy ácida o contiene gran cantidad de toxinas, los procesos que se deban realizar en cada una de las distintas células de nuestro cuerpo se verán alteradas. Es por ello por lo que la alimentación es fundamental, ya que una alimentación inadecuada producirá muchas toxinas que mermarán nuestra salud.
¿Que pasa si existe un desequilibrio ácido alcalino?
La sangre debe transportar a las células sus nutrientes ya “digeridos”, por lo que las células realmente se alimentan de moléculas simples obtenidas en la metabolización de lo que comemos. Pues bien, una vez que los alimentos son digeridos las células necesitan aminoácidos, vitaminas, minerales, oxígeno y glucosa.
Si la cantidad de glucosa que se ingiere con los alimentos es la correcta, existe un equilibrio correcto entre las bacterias y hongos que nos ayudan a realizar los procesos internos de forma adecuada. Si por el contrario la ingesta de glucosa es elevada, como ocurre en la sociedad actual, el organismo obtiene un extra de glucosa; una parte se usará (como siempre) para obtener la energía básica, pero el exceso será aprovechado por las bacterias de nuestro organismo para alimentarse, creciendo en exceso consumiendo más oxígeno, eliminando más toxinas, e incluso pueden dar procesos patógenos.
Si ocurre ésto, nuestro hígado trabaja más o forzado puesto que debe eliminar el alcohol que producen las bacterias al descomponer la glucosa, produciéndose un medio ácido en el cual crecen mejor los microorganismos patógenos produciéndose infecciones.
Es en ello en lo que se basa la dieta alcalina, para contrarrestar este proceso de acidificación que puede conllevar a la enfermedad. Para ello se apuesta por una alimentación a base de frutas y verduras, eliminando las carnes, los lácteos, las grasas y los azúcares.
Con este tipo de dieta más saludable, lo primero que conseguiremos será detoxificar el cuerpo a través de la orina. Ésta será más fluida y alcalina, favoreciendo la eliminación de toxinas al mismo tiempo que nos protegerá de cualquier infección en los riñones. Además, al eliminar los alimentos grasientos nuestro peso disminuirá.
Realmente la dieta alcalina no es magia; simplemente apuesta por una alimentación a base de frutas y verduras, en contra de las comidas rápidas, productos industrializados o con altos contenidos en azúcares y harina.
Obviamente se trata de un estilo de vida, por lo que no podemos esperar una bajada de peso considerable a no ser que nuestra alimentación anterior fuese bastante mala. Igualmente se aconseja empezar por dietas depuradoras y luego ir introduciendo los alimentos alcalinos.
Alimentos prohibidos en esta dieta:
Leche de vaca
Carnes
Grasas saturadas (aceites vegetales, grasas animales)
Pastas
Pastelería
Pan blanco
Azúcar
Edulcorantes
Salsas tipo ketchup y mahonesa
Vinagre de vino
Encurtidos
Zumos industriales
Café
Alcohol
Sal refinada
Saborizantes y aditivos
Alimentos que aumentan tu alcalinidad
Yogurt natural sin azúcares
Quesos frescos
Grasas no saturadas (aceite de oliva virgen)
Leche de cabra
Cereales (mejor integrales)
Pan integrales
Miel
Stevia
Verduras y legumbres
Frutas
Frutos secos
Té e infusiones
Zumos naturales
Bebidas vegetales
Vinagre de sidra
Sal marina
Por último comentar que no existen aún estudios que nos den datos fiables sobre las bondades de este tipo de dieta en los pacientes oncológicos, ni que apoyen el uso de la dieta alcalina para la prevención del cáncer. Sólamemte existe sobre que la alcalinización extracelular mediante el uso de bicarbonato puede dar lugar a mejoras en la eficacia terapéutica de la quimioterapia.
Con este tipo termino el repaso a las principales dietas que se siguen de adelgazamiento actualmente. Espero haberos aclarado dudas, enseñado cosas nuevas y como siempre digo, por favor, no empecéis dietas sin el control y la supervisión de personal cualificado.
Me he dejado muchas dietas pero que en mayor o menor medida tienen fundamento en las que ya hemos visto aquí, pero si queréis información sobre alguna en particular decídmelo e intentaré solucionar vuestras dudas.
Exelente información…