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La muerte es un proceso natural que nos acompañará en muchas ocasiones a lo largo de nuestra vida.

La pérdida de un ser querido, además, va de la mano de un proceso del que se habla mucho y poco a la vez: el famoso Duelo.

El duelo es una etapa de adaptación emocional que surge ante las pérdidas significativas en nuestra vida. Es una fase de recalibrado, en la que pones tus sentimientos, emociones y vivencias en orden, para pasar a no tener algo que sí tenías.

Cuando hablamos de duelo solemos pensar en la pérdida, en exclusiva, de una persona cercana. Pero el duelo también puede darse ante otro tipo de pérdidas importantes a lo largo de nuestra vida, como, por ejemplo, un trabajo o una ruptura de pareja.

Es un sentimiento muy personal, particular y que, por ello, cada persona vive de manera diferente.

Y de todo esto es de lo que vamos a hablar hoy.

Fases del duelo

Las famosas fases.

Hay muchas fases y no tienen que ocurrir ni todas, ni en un orden específico.

Normalmente, se suele hablar de las cinco fases clásicas del modelo de Kübler-Ross: negación, ira (o indiferencia), dolor, negociación y aceptación.

Otros autores, como Schulz, Lindennman y Brown, hablan de tres fases: una fase inicial evitativa, que coincidiría con la despedida y en la que se intenta asimilar el golpe; una segunda fase teñida de un dolor agudo por la separación y que puede reavivarse en los aniversarios o fechas determinadas; y por último una fase de resolución del duelo o aceptación, en la que se reconecta con la vida diaria.

Cada persona es un mundo

Hay personas que se paralizan un poco y otras que tiran adelante con todo. No pasa nada, cada persona es única y tiene sus propios tiempos.

Hay que dar tiempo a las personas para que asuman la pérdida. 

Si de verdad quieres ayudar a alguien que esté pasando por un momento así, evita decirle, por ejemplo, lo que tiene que hacer, con frases hechas como “tienes que ser fuerte”, “tienes que cuidar a X”, o intentar ver el lado “positivo” de las cosas.

Antes de decir algo semejante, vale más no decir nada. En ese momento necesita desahogarse, hablar, llorar… y eso es lo que tiene que hacer.C

Duelos que involucran a niños

Lo más importante es ser honesto con ellos y no intentar “protegerlos”, pero antes de nada hay que tener en cuenta una cosa: los niños hasta los 7-8 años, normalmente no comprenden el concepto de “irreversible”.

No conciben que alguien “no pueda volver nunca más”. Es por esto que dependiendo de la edad, es más o menos conveniente darles una explicación más profunda o simplemente decir que “se ha ido lejos”.

Por otro lado, como ya he dicho en otras ocasiones, los niños no son de goma y no son tontos. Tal vez, intentar protegerles en exceso sea contraproducente. Hacerles ver la muerte como algo natural y no como algo traumático o temible desde que son pequeños puede ayudarles.

Además, lo “bueno” que tienen los niños en este sentido es que al integrar la información de manera diferente, no pasarán por otras etapas por las que sí pasan los adultos, como la de sentirse culpable o creer haber dejado cosas por hacer o decir con la persona que se ha ido.

Piensalo bien, han superado la muerte de Mufasa.

Para ayudar, puedes intentar alentarles a que hablen de sus sentimientos o hacerles partícipes, en la medida de lo posible, de los ritos funerarios y explicárselos con antelación puede ayudar a que comprendan lo que ocurre.

Y, por descontado, tendrán preguntas.

Cuando pedir ayuda

Cuando pedimos ayuda no demostramos debilidad, sino fortaleza.

Hay duelos que dejan de rozar lo normal para pasar a ser algo patológico. 

A pesar de lo que digan los manuales diagnósticos, no hay un tiempo que marque esto, si no más bien es algo que valorar en cada caso en particular, dependiendo de la relación con la persona, personalidad, vivencias anteriores…

Los duelos pasan a ser preocupantes cuando paraliza durante un periodo ascendente alguno o varios de los aspectos de tu vida.

En caso de un niño, tienes que estar alerta ante signos de desinterés prolongado por actividades, falta de apetito,.. etc.

Lo importante, y lo que tienes que tener en mente a lo largo de todo el proceso, es que todo pasa, aunque nunca olvidemos lo que hemos perdido y la vida sigue hacia adelante.

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