Consultora y formadora especializada en Gestión, Dermocosmética, Marketing Digital y RRSS.
Colaboradora en Asun Arias Consultores.
Máster en Atención Farmacéutica Comunitaria por la Universidad de Valencia, Postgrado en Nutrición por la Universidad de Navarra, Especialista universitario en Ortopedia por la Universidad de La Rioja. Estudiante del Master de Salud Digital de la UOC.
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La limpieza es el paso más importante para el cuidado de nuestra piel y para ello las aguas micelares son una buena opción.
Son soluciones acuosas en cuya composición, como su nombre indica, están presentes micelas, una formación molecular con función detergente, que actúan emulsionando y disolviendo la suciedad y la grasa que genera la piel, proporcionando una limpieza profunda y no irritante.
Muchas contienen a la vez activos calmantes e hidratantes, con lo cual hidratan, limpian y tonifican la piel, sin alterar el pH, ideal para pieles sensibles y reactivas. Se aplican con un disco de algodón arrastrándolo y desplazándolo por toda la cara, limpia la piel de la polución, de la grasa y la suciedad, además de actuar como desmaquillante incluso de ojos, otra ventaja más.
Es un producto que no necesita aclarado lo cual es ideal para las personas perezosas o las que el agua le irrita la piel, deja una sensación muy agradable de limpieza y frescor.
Este es un producto muy recomendable como alternativa para todas las que utilizáis las toallitas demaquillantes, que ni limpian ni desmaquillan en condiciones, estas aguas micelares si lo hacen a fondo y en el mismo tiempo.
Y vosotros ¿Con qué limpiáis la piel? ¿Habéis probado ya estos productos?
Este artículo es una colaboración de Nuria Fervienza Tronco para el Blog de la Botica.
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